Sin el ánimo de intentar construir una lista definitiva ni mucho menos, hemos seleccionado un decálogo sobre magníficas películas de animación japonesa, que aparte de darnos un entretenido momento, nos han dejado un espacio para la reflexión. Desde la simple atracción de dos adolescentes, hasta el desarrollo de la compleja inteligencia artificial, la imaginación ha sido convidada a un espectáculo lleno de detalles, ambientes y carismáticos personajes. Aquello, incluso, ha trascendido las barreras culturales para con nuestro mundo occidental. Por lo que sin más preámbulos, comenzamos:
Hotaru no Haka (La tumba de las luciérnagas), Isao Takahata, 1988.
Dos hermanos buscan sobrevivir a la catástrofe que ha ocasionado la Segunda Guerra Mundial en Japón. Un relato crudo y directo, que a pesar de mostrarnos el lado más desolador de cualquier conflicto bélico, nos golpea con una historia de amor que lucha por sobreponerse ante toda adversidad. Quizás, las lágrimas sean la respuesta natural frente a la carga emocional de la historia.